Elimina de un solo golpe el dolor de muelas y el mal aliento de un golpe

Los dolores corporales son algo muy común de tener incluso si nos cuidamos bastante. recordemos que el cuerpo es muy complejo y tarde o temprano algo va a causar algún cambio importante, muchas veces resultando en dolores corporales y molestias.
El tener estos dolores sin duda son un verdadero problema ya que nos impiden realizar las actividades que tenemos pendiente en nuestro día a día. Pero no hay un peor dolor común que el de los dientes o muela ya que cuando esto ocurre no podremos concentrarnos en nada.
De hecho, hay personas que faltan a todas sus actividades diarias como el trabajo justo por el dolor que causal. Por eso hoy te traemos un remedio natural que acabará con el dolor de los dientes de una vez por todas y totalmente natural, veamos cómo se preparar
El remedio que calma los dolores de dientes
Para preparar nuestro remedio contra el dolor de muelas vamos a necesitar lo siguiente:
½ cucharadita de aceite de coco
½ cucharadita de clavo de olor en polvo
Preparación
Lo primero será mezclar todos nuestros ingredientes hasta que consigamos una especie de pasta, es importante que agarre esta consistencia y eso se logra mezclándolo muy bien, así que debes tomarte tu tiempo en este paso para poder lograr el remedio como nosotros queremos.
Modo de uso
Simplemente vamos a aplicar nuestro remedio en la zona donde tengamos el problema, no importa si es en el diente o en la encía, así verás como el dolor desaparece rápidamente.
Resultado de imagen para dolor de muela Este proceso lo puedes hacer unas 3 veces al día, de esa forma no tendrás problemas a lo largo del día.
Este remedio es tan efectivo es porque tiene eugenol en su clavo de olor, este es un increíble analgésico natural el cual están totalmente capacitado para disminuir todos los dolores de la zona.
Así que ya lo sabes, a penas sientas alguna dolencia en tus dientes no dudes en preparar este mágico remedio natural.
El principal problema que se plantea en el abordaje de la halitosis es que todavía es considerado como un tema tabú del que las personas no hablan libremente. En muchos otros casos, se produce, además, una situación paradójica: hay personas que tienen mal aliento y que no son conscientes de su problema y hay otras que viven obsesionadas con una halitosis “imaginaria” que no puede ser confirmada. Como consecuencia, es altamente probable que los casos de halitosis verdadera estén realmente infradiagnosticados e infratratados.
Lo sufre un tercio de la población
Aunque no existen datos específicos de nuestro país, se estima (en base a estudios llevados a cabo en otros países de nuestro entorno) que la prevalencia de la halitosis varía entre un 6%-30%. En general, se calcula que hasta un tercio de la población adulta ha tenido o tiene algún trastorno de halitosis.
¿Qué tipos de halitosis existen?
Actualmente, se distinguen tres tipos principales de halitosis:
Genuina o verdadera: el mal olor está verdaderamente presente y se puede medir. Además, la halitosis verdadera se subdivide en otros dos grupos, atendiendo a su origen:
Intraoral: la más común, supone el 90% de los casos. Se produce cuando el mal olor procede del dorso de la lengua y/o está ocasionado también por alguna de las enfermedades de las encías o periodontales.
Extraoral: asociada a condiciones sistémicas, principalmente a problemas otorrinolaringológicos.
Pseudohalitosis: cuando no existe mal olor bucal, pero el paciente cree que sí.
Halitofobia: cuando después del tratamiento de la halitosis verdadera o de la pseudohalitosis, el paciente todavía cree de manera persistente que tiene mal aliento, aunque este no pueda ser detectado.
Los problemas bucales son su principal causa
La gran mayoría de las causas que están detrás del mal aliento hay que buscarlas en la boca.
En casi el 90% de los casos, el origen está en la cavidad bucal y en más de la mitad de ellos, está, además, estrechamente vinculado a enfermedades de las encías.
Otros factores, como la disminución de saliva (xerostomía), ya sea por el efecto de algunas medicaciones, estrés o que se produce de manera fisiológica durante el sueño, así como ciertas fases del ciclo menstrual y el embarazo, se asocian también con un aumento del riesgo de desarrollar halitosis.
Por otro lado, aunque tradicionalmente se ha achacado a problemas estomacales la aparición de halitosis, esta causa no supone más del 5% de los casos. En ellos, es posible que la causa sea una cepa (no todas las cepas) de la bacteria Helicobacter Pylori. La detección de esta infección y su tratamiento deben hacerse siempre consultando a un especialista médico.
Los compuestos sulfurados volátiles, responsables del mal olor
La aparición de halitosis se debe principalmente a la presencia de compuestos sulfurados volátiles (CSV) en el aire expelido por la cavidad bucal. Estos compuestos son unos elementos malolientes altamente tóxicos para los tejidos que rodean al diente y que podrían influir en el desarrollo de las enfermedades inflamatorias, como la periodontitis.
El olor desagradable es más intenso en los primeros momentos del día, tras levantarse, ya que las bacterias han tenido muchas horas para multiplicarse libremente tanto sobre la superficie de la lengua como en los demás tejidos duros y blandos de la cavidad bucal. Además el flujo salivar disminuye durante la noche, lo que hace que estos compuestos malolientes puedan ser perceptibles más fácilmente.
Lo mismo ocurre tras varias horas de ayuno, durante situaciones de mucho estrés o tras hablar durante un tiempo prolongado.
Del mal aliento a patologías bucales
La halitosis, cuyo síntoma más evidente es el mal olor, suele venir asociada a patologías periodontales, que en sí mismas son un problema de salud que debe ser tratado:
Gingivitis: se caracteriza por una encía enrojecida y que sangra fácilmente (especialmente en no fumadores) y, en ocasiones, hay también un engrosamiento de la encía y las papilas interdentales.
Periodontitis: se evidencia una encía inflamada, enrojecida y que sangra fácilmente (en el caso de no fumadores) y la presencia de bolsas periodontales, recesión y destrucción ósea, que podría asociarse a movilidad dental, espacios entre los dientes, triángulos negros, migración de dientes,…
Una higiene oral a raya para prevenir la halitosis
Mantener una buena salud bucal es clave para prevenir este trastorno. De ahí que se aconseje el cumplimiento diario de medidas de higiene oral, tales como:
Cepillado dental tres veces al día, especialmente tras cada comida.
Limpieza interdental mediante seda dental o cepillos interdentales.
Medidas de higiene lingual con raspadores linguales, especialmente diseñados para tal fin.
Uso de colutorios específicos.
Limpieza y pulido dental, el tratamiento más habitual
Antes de iniciar cualquier tratamiento, debemos saber a qué tipo de halitosis nos enfrentamos y determinar, en cada caso, a qué profesional debemos recurrir:
La halitosis intraoral o pseudo-halitosis, que es la más común, debe ser tratada por un odontólogo, que suele aconsejar la limpieza y pulido dental profesional, explicando y reforzando las instrucciones de higiene oral indicadas anteriormente.
La halitosis extraoral será tratada por un médico general o un especialista.
Y la halitofobia, por un psiquiatra o psicólogo.
En el caso de que exista algún tipo de patología oral asociada, además de seguir todo el protocolo anterior, se debe tratar la patología bucodental existente, principalmente enfermedades periodontales, caries, prótesis mal ajustadas, obturaciones sobrecontorneadas etc…
Por último, si la halitosis se asocia con sequedad bucal, no debemos olvidar mejorar esta condición mediante la hidratación y estimulación de la secreción adecuados, para lo cual también existen productos específicos.
En definitiva, el mejor tratamiento es la prevención, cumpliendo a diario las medidas de higiene oral adecuadas y las revisiones periódicas al dentista. Así mismo, dado que hay muchos pacientes que no son conscientes de que tienen este problema, y otros que creen de manera errónea que sí lo sufren, el papel de los odontólogos, periodoncistas e higienistas es fundamental para informar y orientar a estas personas, así como, para instruir e incentivar la instauración de estas medidas de higiene en todos sus pacientes.